"PLANETA AUSTRALIA: LOS ARCHIVOS DE LA TIERRA" (EL DOCUMENTAL: CAPITULO 1)

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miércoles, 16 de diciembre de 2009

UN TIEMPO DE LOCOS


El de meteorólogo/a debe ser uno de los oficios más complicados de Tasmania. No se si ocurre durante todo el año, pero en este comienzo del verano austral predecir el tiempo en cualquier zona de esta isla más allá de, digamos, treinta minutos resulta imposible. Al amanecer uno se asoma a la ventana y, por ejemplo, ve el cielo cubierto por nubes de un color negro zaíno. Visita fugazmente el baño y cuando vuelve a mirar por la ventana luce un sol espléndido. Después de la ducha ya ha comenzado a llover y mientras se sirve el desayuno se inicia un desfile de nubes y claros que no acaba de decidirse por unas u otras. Finalmente, como nos pasa todos los días, uno sale a trabajar con camiseta, camisa, forro polar, chaquetón y chubasquero, con el convencimiento de que todos esos elementos serán imprescindibles a lo largo del día (por separado o todos juntos). Si uno consulta las clásicas predicciones puede encontrarse con textos absolutamente delirantes que dicen algo así como: "Durante la primera parte de la mañana los cielos estarán parcialmente nubosos, aunque al mediodía brillará el sol para dar paso, al comienzo de la tarde, a chubascos dispersos seguidos de una intensa niebla que se despejará a última hora con la llegada de intensos aguaceros que serán el preludio de una noche despejada aunque con intensos vientos de componente oeste. Temperatura máxima: 36. Temperatura mínina: 6”.
Y con el tiempo así, los tasmanos visten sencillamente con unos pantalones cortos, una camiseta vieja y las chancletas de playa... haga el tiempo que haga.

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